Una red inalámbrica es, como
su nombre lo indica, una red en la que dos o más terminales (por ejemplo,
ordenadores portátiles, agendas electrónicas, etc.) se pueden comunicar sin la
necesidad de una conexión por cable.
Con las redes inalámbricas, un usuario puede mantenerse conectado cuando
se desplaza dentro de una determinada área geográfica. Por esta razón, a veces
se utiliza el término "movilidad" cuando se trata este tema.
Las redes inalámbricas se basan en un enlace que utiliza ondas
electromagnética (radio e infrarrojo) en lugar de cableado estándar. Hay muchas
tecnologías diferentes que se diferencian por la frecuencia de transmisión que
utilizan, y el alcance y la velocidad de sus transmisiones.
Las redes inalámbricas permiten que los dispositivos remotos se conecten
sin dificultad, ya se encuentren a unos metros de distancia como a varios
kilómetros. Asimismo, la instalación de estas redes no requiere de ningún
cambio significativo en la infraestructura existente como pasa con las redes
cableadas. Tampoco hay necesidad de agujerear las paredes para pasar cables ni
de instalar portacables o conectores. Esto ha hecho que el uso de esta
tecnología se extienda con rapidez.
Por el otro lado, existen algunas cuestiones relacionadas con la
regulación legal del espectro electromagnético. Las ondas electromagnéticas se
transmiten a través de muchos dispositivos (de uso militar, científico y de
aficionados), pero son propensos a las interferencias. Por esta razón, todos los
países necesitan regulaciones que definan los rangos de frecuencia y la
potencia de transmisión que se permite a cada categoría de uso.
Además, las ondas hertzianas no se confinan fácilmente a una superficie
geográfica restringida. Por este motivo, un hacker puede, con facilidad,
escuchar una red si los datos que se transmiten no están codificados. Por lo
tanto, se deben tomar medidas para garantizar la privacidad de los datos que se
transmiten a través de redes inalámbricas.